GALERÍA DEL PROCESO

En esta galería encontraras un registro fotográfico de parte del proceso de realización de Este cuerpo que somos: un cuento para caminar.

 

Un proceso de creación está constituido a grandes rasgos por dos partes; la visible y la invisible. Así que escribiremos un poco acerca de todo aquello que no está en las imágenes.

 

Este proyecto atiende a un tema muy específico que nos es relevante y del cual somos partícipes todos los seres que cohabitamos el vasto universo: el vínculo.

 

¿Cómo nos relacionamos con nosotr_s mism_s, con nuestra corporalidad, con las demás especies que nos rodean? ¿Qué relación tenemos con los productos de nuestra creatividad: la tecnología, el espacio público y privado…? ¿Cómo es que las características de estos vínculos nos determinan y de qué forma es que nosotros podemos definir la manera en la que nos vinculamos?

El aprendizaje y el mejoramiento de los procesos solamente se hacen posibles a través de la acción, de intentar una y otra vez.

 

Las únicas cosas que ya sabemos hacer al nacer son parte de los procesos orgánicos que nos mantienen con vida: respirar, bombear sangre, digerir alimento, excretrarlo, etc., los demás rasgos de comportamiento que desarrollamos, también responden a nuestra pulsión de vida, solo que estos los aprendemos en el camino y están condicionados por nuestros contextos.

 

Vivimos inmersos en una cultura que aplaude la retención de la información, más no la integración del aprendizaje. Antes de ser mente ya éramos cuerpo, y es a través del cuerpo que podemos gozar de todos los matices que tiene la experiencia de vida.

 

 

La integración del aprendizaje y la estimulación de la curiosidad se vitalizan cuando la corporalidad (cargada de su intuición y cinco sentidos) se dispone en el centro de este proceso.

 

Sucede también que, aprender por ti mismo, de manera individual, toma mucho tiempo y energía. Es aquí en donde “la otredad” se vuelve imprescindible. Una de las formas de crecer como organismo comunitario (conformado por muchos seres) es a través de integrar el aprendizaje de todos los elementos que conforman este cuerpo que somos.

 

Disponernos de manera receptiva a lo que “la otredad” nos puede enseñar se ha vuelto un reto, ya que el individualismo nos limita (otra característica imperante en nuestra cultura regida por escalas verticales y jerarquías) para abrirnos a recibir de otr_s, y para compartir los resultados de nuestros procesos de aprendizaje.

Permitirnos intercambiar saberes desde lo horizontal legitima la circulación de roles; a veces una parte enseña y la otra aprende, y viceversa. Esto facilita la empatía y la cooperatividad, que son esenciales para movilizar y hacer más efectivo el mejoramiento de todos los procesos de los cuales formamos parte en el día a día, ya que la curva de aprendizaje se reduce y los resultados se optimizan.

 

Todo lo que somos de manera singular y plural es por y a través de lo que otros han sido. Nuestro pensamiento, emoción y acción son herencias que hemos recibido y que también, como si fuera una antorcha, pasaremos en determinado momento.